Si conoce los errores y sabe cuándo los comete, ya es un gran paso. El siguiente paso es desarrollar alternativas y tenerlas listas, de modo que tan pronto como reconozca un comportamiento que no quiere estar haciendo, retire la alternativa.
Digamos que tus padres siempre te golpearon en la mejilla cuando hiciste algo mal. Quizás inconscientemente ha comenzado a hacer lo mismo con sus hijos. Decida una respuesta alternativa (póngalas en una silla de tiempo de espera, grite (no es ideal, pero es mejor que golpear), ría, dése un tiempo de espera, etc.). Que esa decisión se tome con anticipación. Luego, tan pronto como sientas la necesidad de golpearlos, emplea tu estrategia alternativa. Como lo ha planificado con anticipación, no tiene que pensarlo; Ya está listo para funcionar.
O tal vez tienes el mal hábito de gritarle a tu cónyuge cuando no se comportan como esperas. Antes de tiempo, piense en una mejor manera de responder, y luego cuando se encuentre a punto de gritar (o ya grite), emplee su estrategia alternativa.
No es una estrategia infalible, y habrá momentos en los que estarás demasiado nervioso como para pensar siquiera en tus estrategias alternativas, pero es de esperar que a medida que continúes empleándolas tanto como sea posible, comenzarán a arraigarse y ser naturales.
Parece que eres bastante introspectivo y perspicaz, en el sentido de que has podido reconocer tus propios comportamientos indeseables. Use esa información para continuar evaluando sus estrategias y determinar qué funciona y qué no. Recuerda que la ira no tiene nada de malo; lo importante es cómo lo expresas. También reconozca que el cambio lleva tiempo; no puedes esperar convertirte en una persona diferente de la noche a la mañana.