Estoy bastante seguro de que la mayoría de nosotros aquí, o al menos los que hacemos diseño gráfico para vivir, nos hemos encontrado en la siguiente situación:
- Usted acepta que un cliente haga el diseño, el precio, los horarios, los formatos, etc.
- Trabaja duro, realiza ajustes, colabora con el cliente; todo va bien al principio.
- En algún momento, se da cuenta de que el cliente no escucha sus consejos profesionales con respecto al diseño y prefiere sus propias ideas que podrían no parecer tan profesionales (elección de fuentes, colores, elecciones extrañas de elementos, formas, etc.).
- No importa cuánto lo intentes, el cliente es persistente y no aceptará los consejos del diseñador.
- Regresas al trabajo, tratas de sacar el máximo provecho y el resultado final no es tan bueno, principalmente porque tienes que cumplir con los deseos del cliente.
- Se envía el trabajo, se realiza el pago y no desea incluir este trabajo en su cartera porque no es bueno. Después de todo, no es su trabajo, es algo creado físicamente por usted como diseñador, pero las ideas, el concepto, la historia y el mensaje surgieron como resultado de una persona no profesional, su cliente.
Ok, pagan por ello, y mientras estén contentos, está bien. Pero, cuantos más compromisos haga, más tiempo pasará trabajando en un mal diseño. Si usted es un diseñador joven que busca el reconocimiento, no quiere trabajar solo por dinero y luego enfrenta la falta de un buen diseño en su cartera.
Tal vez al comienzo de tu carrera no te preocupes tanto, pero más tarde si la vida es un gran problema. En algún momento, se te acercará un gran cliente que podría ofrecerte un contrato a largo plazo, pero primero querrán ver tu trabajo. No tiene sentido explicarles lo que hiciste y por qué hiciste tantos compromisos.
No les interesará eso.
Cada proyecto es valioso como su tiempo y desea utilizarlo sabiamente y producir un gran trabajo.
¿Cómo lidiarías con tal situación?