Si siente la necesidad de lavarlo antes de usarlo, lávelo. El estrés de no haberlo lavado no vale la pena.
Solía trabajar en los Mercados Centrales de Adelaida, y habiendo visto lo que algunas personas hacían antes de tocar el producto, habitualmente lavo productos que están al alcance del público antes de usarlos. Cuando has visto a los clientes meter la mano en sus pantalones para rascarse el trasero y luego recoger la fruta, te vuelves un poco paranoico.
Acepto que la mayoría de las veces, no necesito lavar el producto. También acepto que eso no le importa a mi cerebro lo que le digo, si quiere que lave las cosas antes de usarlo, no vale la pena discutirlo.
Cuando no lavo ingredientes, no secarlas inmediatamente. En cambio, los dejo en el escurridor de platos en el fregadero mientras hago otra parte de la preparación de la comida. La mayor parte del agua se drenará sin tener que hacer ningún esfuerzo, y lo que queda puede sacudirse o secarse, dependiendo de lo frágiles que sientan los ingredientes.
La otra forma de lidiar con la sensación de la necesidad de lavar los productos antes de usarlos es cultivar los suyos propios o adquirirlos de un amigo o familiar. Mi albahaca me la da mi papá, que siempre crece unas diez veces más que mis padres.