Realmente no. Una frase clave en el artículo es "La mejor interpretación es que estamos viendo luz de estrellas fuera de las galaxias pero en el mismo halo de materia oscura". Entonces, las estrellas todavía están dentro del halo de materia oscura de una galaxia, pero están fuera del límite de la galaxia si no se considera el halo de materia oscura.
Se han propuesto dos escenarios para interpretar el exceso de agrupamiento. El primero aboga por la contribución de la luz intrahalo (DIH), es decir, estrellas relativamente viejas despojadas de sus galaxias originales después de la fusión de eventos. Por lo tanto, estas estrellas residen entre halos de materia oscura y constituyen una bruma de brillo de baja superficie alrededor de las galaxias. Se espera que el DIH provenga principalmente de sistemas de desplazamiento hacia el rojo bajo (1 + z <∼ 1.5) (Cooray et al. 2012b; Zemcov et al. 2014).
El segundo escenario se basa, en cambio, en la presencia de una clase de agujeros negros de masa intermedia de masa intermedia (∼ 10 ^ 4−6Mcre) en z> ∼ 13 (Yue et al. 2013b, 2014). Como existe un mecanismo adecuado para producir tales objetos, los llamados agujeros negros de colapso directo (DCBH, para una descripción concisa del problema, ver Ferrara et al. 2014), y la interpretación de los agujeros negros supermasivos observados en z = 6 aparentemente requiere semillas masivas (Volonteri y Bellovary 2011), parece que vale la pena explorar tal hipótesis.
Ambos escenarios explican con éxito el exceso de agrupamiento observado, aunque con requisitos aparentemente exigentes. De hecho, si el exceso se explica por la luz intra halo, entonces una gran fracción de las estrellas en baja z debe residir fuera de los sistemas que normalmente clasificaríamos como "galaxias" (Zemcov et al. 2014). Por otro lado, en el escenario DCBH, la abundancia de agujeros negros de semillas producidos hasta z ∼ 13 debe representar una fracción considerable de la abundancia estimada de agujeros negros actual, como se deduce de las relaciones de escala local (Kormendy & Ho 2013) y recientemente revisada por Comastri et al. (2015) Sin embargo, es importante destacar que ambos escenarios no están en conflicto con ninguna evidencia observacional conocida.